Que familia y escuela se relacionen e intercambien experiencias es necesario y primordial para el desarrollo integral del alumnado de todo centro educativo.
El descubrimiento en España del aprendizaje-servicio es relativamente reciente. Se empieza a hablar de aprendizaje-servicio en el 2003-2004, aunque las prácticas solidarias de los centros educativos y las entidades sociales tienen una larga tradición en nuestro país.
Según la pedagoga Roser Batllé (2011, p. 54), existen algunos signos evidentes donde podemos enmarcar a la familia como un actor que debe participar de manera activa por los beneficios que se evidencian:
- Mejora el conocimiento mutuo por parte de los actores sociales y se crean lazos de comunidad.
- Mejora la capacidad de la población para enfrentarse a retos y adversidades, porque se movilizan los recursos del territorio.
- Mejora la eficacia de las actuaciones de cada actor social, porque el apoyo mutuo multiplica los buenos resultados.
- Mejora la comunicación entre los diferentes sectores de la población (jóvenes, adultos, ancianos, niños y niñas), se rompen tópicos y se crean relaciones más afectuosas.
El verdadero éxito de la educación consiste en formar buenos ciudadanos capaces de mejorar la sociedad y no sólo su curriculum
(Batllé, 2011, p. 52).
La familia ha sido siempre la que ha tenido ese rol asignado, lo que se pretende conseguir con esta propuesta es que este desarrollo del menor se realice de manera conjunta entre el centro y familia. Hay que redefinir la escuela, involucrar a los padres, abrir sus puertas a toda la sociedad y trabajar hacia afuera ya que, nuestros alumnos de ahora son el futuro de nuestra sociedad.
¿Cómo podemos mejorar la relación familia-escuela?
El Aprendizaje-Servicio es una metodología en la que los estudiantes aprenden conocimientos de una materia, pero además, otros conocimientos que los alumnos van adquiriendo mientras realizan un servicio a la sociedad.
Aunque existen formas de colaboración familia-escuela más convencionales como entrevistas, consejo escolar, Escuelas de Padres, Asociación de Padres; en esta propuesta lo que se plantea es el Aprendizaje-Servicio como un espacio de conocimiento entre escuela y familia; una colaboración entre ambas realidades mientras los alumnos aprenden y prestan un servicio a la comunidad.
El papel de los padres se considera esencial en el desarrollo integral de los niños, por lo que, en esta propuesta, se enfatiza la implicación en la escuela de los padres para la mejora de la sociedad como camino para conseguir una colaboración efectiva entre padres y escuela y, por consiguiente, la enseñanza de los diferentes valores sociales a través de la experiencia.
El ser humano es un ser social y aprende haciendo cosas con otros, además, necesita emocionarse para aprender, pero… ¿cómo conseguir que un niño o niña se emocione y motive por su aprendizaje? Con iniciativas de ApS, los alumnos trabajan orientados y con otra motivación, conocen de primera mano las diferentes realidades, además, ayudar a los demás, ayuda mucho a uno mismo y hace sentirse muy bien (García, 2016). Si, además, los padres están involucrados en el proceso y los menores observan en su entorno más cercano valores como solidaridad, respeto al medio ambiente, compromiso social, diversidad… y son conscientes de que ayudando se sienten mejor, utilizarán este mecanismo durante toda su vida. Entre los efectos positivos de ayudar a los demás están el bienestar (mental y físico), la disminución del estrés y el aumento de la autoestima. Esta percepción que tenemos sobre nosotros mismos afecta a nuestra conducta con los demás, por lo que se puede decir que un niño acostumbrado a ser solidario es más resolutivo y en un futuro mejor gestor de los conflictos (House, Landis y Umberson, 1988).
¿Cómo se lleva a cabo el Aprendizaje-Servicio?
Tras un proceso de reflexión, los alumnos identifican varios problemas sociales o medioambientales con los que se sensibilizan. A partir de aquí, se comprometen y desarrollan diferentes proyectos solidarios a lo largo del curso. Ellos se sienten protagonistas (hacen el proyecto “suyo”), por lo que es un aprendizaje activo y significativo.
El aprendizaje que van adquirir los alumnos con este proyecto está conectado con la realidad, aplicado, vivido y más profundo, es real y, además revierte sobre la sociedad y sobre la mejora de la participación de las familias en el centro escolar.
Por último, ayudar a los demás, ayuda a cada uno y hace sentirse muy bien, saca lo mejor de las personas y las hace mejores.
Se pueden plantear diversas experiencias como: pintar el suelo del patio y parque con juegos tradicionales, juguetes reciclados para niños en situación desvaforecida, mediación como recurso de resolución de conflictos, encuentro entre generaciones, gestión medioambiental para limpieza de algún rio, una campaña de promoción de donación de sangre…
Para expresar visualmente la relevancia del ApS en los aprendizajes y en la sociedad, se presenta el siguiente esquema:
En conclusión, el ApS combina el aprendizaje con la prestación de un servicio, es decir, “el servicio, combinado con el aprendizaje, añade valor y transforma a ambos” (Honnet y Poulsen, 1989, p.1). El ApS tiene un enorme potencial de transformación de la escuela en una institución vinculada con la realidad. Este tipo de experiencias es posible gracias al compromiso de un profesorado y unas familias que trabaja por una educación de calidad de manera interconexionada y a alumnos solidarios y comprometidos que tienen ganas de aprender y de transformar la sociedad y mejorarla.
BIBLIOGRAFIA
House, J., Landis, K. y Umberson, D. (1988). Social Relationships and Health. Science, 241, 540-545.
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