El Síndrome del niño emperador se caracteriza porque el niño asume una actitud de franco desafío a la fisura de autoridad del hogar, con la intención de no acatar las reglas ya establecidas y tratando de imponer las suyas propias.
La frustración es un sentimiento indispensable para el ser humano, que debe ser vivido desde la infancia. Los niños necesitan desde los primeros años de vida, rutinas, reglas y límites claros y aprender que no todo puede ser tal y como quieren y cuando o como quieren.
No obstante, y a veces a pesar de lo que los padres hacen, hay niños que se muestran muy impulsivos, que mienten, que tienen actitudes vengativas, que no conectan con los demás, que son insensibles, con ganas de hacer el mal porque si, se sienten poderosos, les falta empatía. Estas son actitudes tiránicas que a partir de los 11 años se pueden agudizar y que más adelante ya son más difíciles de encauzar porque se juntan con la rebeldía propia de la adolescencia. Si los padres ejercen su autoridad con cariño y constancia, los apuntes de tiranía deberían ir mitigándose. El problema llega si no hay reacción por parte de los progenitores, que en su afán de buscar una explicación (excusando todo), no se atreven a imponer la disciplina adecuada.
El problema se va agravando hasta que la familia tiene la sensación de que se le ha ido de las manos. Es entonces cuando deben pedir ayuda externa. Con mucha frecuencia los padres intentan hacer los correctivos necesarios cuando ya la mala actitud del niño-adolescente está enraizada en su personalidad. Esto complica aún más la posibilidad de revertir el comportamiento hostil. Los castigos o las llamadas verbales de atención, son los típicos recursos que suelen utilizar los padres para corregir el comportamiento del niño, con resultados totalmente infructuosos, ya que la autoridad de los padres ya ha sido sobrepasada y el niño no quiere atender a razones por justificadas que sean, haciendo prevalecer su punto de vista.
Este síndrome se caracteriza porque el niño asume una actitud de franco desafío a la fisura de autoridad del hogar, con la intención de no acatar las reglas ya establecidas y tratando de imponer las suyas propias.
No debemos olvidar que una de las funciones principales como padres, es educar para que los hijos puedan autorregularse, pero, para ello, antes tiene que haber alguien que ponga límites desde fuera: los padres.
Esto implica que hay que enseñarles lo que es o no correcto en función de la implicación de otras personas, a aceptar cuando se le dice que NO a algo, a ser pacientes y esperar y enseñarles lo que es la frustración y como dominar esa sensación. Es importante remarcar que en las relaciones personales no se puede ganar siempre, sino que se puede ser asertivo si queremos tener relaciones sanas.
¿QUE ES EL SINDROME DEL NIÑO EMPERADOR O NIÑO TIRANO?
Es un trastorno de la conducta infantil que se manifiesta en forma de desafío, chantaje e incluso agresión a los padres, que han perdido toda autoridad para el menor. Los niños con este síndrome son intolerantes a un no, que pronuncian en escasas ocasiones sus padres, tampoco son empáticos, así que no saben ponerse en la piel de otra persona, ni expresar ni gestionar sus emociones. La actitud con los padres es distante, además de muy exigente y los adultos se muestran consentidores con ellos para evitar situaciones de tensión en casa.
Según Carla Villaverde (Usmij de Majadahonda, Madrid) esta conducta tiránica suele aparecer muy pronto, cuando no quieren recoger sus juguetes y se les permite. Sobre los 5-6 años que es cuando llega la etapa escolar de primaria y comienza a demandarse al niño que sea más autónomo y haga más cosas por sí mismo, al no tener interiorizadas y aceptadas normas y límites y tienen todo lo que desean, surgen los problemas en la convivencia como las rabietas o el enfado permanente.
Según Soler, se observan síntomas como “comportamiento agresivo” (verbal o físico) hacia sus ascendentes; patrón de relación desafiante, provocador y basado en la mentira, con el único objetivo de imponer su voluntad y constantemente violación de las normas y los límites establecidos por la familia.
Para prevenir este problema, hemos de educar a nuestros hijos desde la primera infancia, enseñándoles a vivir en sociedad. Han de ver, captar y sentir afecto y es preciso transmitirles valores. Formarlos en la empatía, motivarlos sin el estímulo vacío de la insaciabilidad, educarlos en sus derechos y deberes, instaurar un modelo de ética que priorice el razonamiento, la capacidad de crítica y la responsabilidad de asumir las consecuencias que la propia conducta tendrá para los demás. Enseñarles a diferir las gratificaciones, a tolerar frustraciones, a controlar los impulsos y a relacionarse con adultos e iguales. Está claro que las pautas de comportamiento que aprendamos en nuestra infancia van a estar muy presentes en nuestra vida adulta; por esto, los niños que aprenden a conseguir cualquier cosa inmediatamente con solo pedirla, la merezcan o no por su esfuerzo, van a construir una serie de esquemas mentales basados en el hecho de que los demás deben respetar y cumplir sus exigencias. Estos esquemas se mantendrán en la adultez, comportándose como adultos acostumbrados a obtener lo que piden.
La pedagoga Mercedes Domenech señala que muchas veces los padres claudican por miedo a que la bronca se les vaya de las manos. La solución pasa por explicar los límites y reforzar los aspectos positivos del niño. La claridad en esas barreras, el refuerzo positivo y sobre todo dedicarles “tiempo de calidad” les dará la seguridad para desarrollarse como personas autónomas y felices.
POSIBLES CAUSAS QUE DESENCADENAN EL COMPORTAMIENTO VIOLENTO DE LOS NIÑOS HACIA SUS PADRES
Son diversos los factores que se conjugan para que los niños y adolescentes comiencen a evidenciar los síntomas del síndrome del niño emperador.
Estos son los más frecuentes:
- Baja presencia de autoridad o carencia total de esta en el ámbito familiar. El juez de menores Emilio Calatayud en una entrevista realizada en El País en 2006 dijo: “Les hemos dado muchos derechos, pero no les hemos trasladado deberes. Hemos perdido el principio de autoridad. Hemos querido ser amigos de nuestros hijos”.
- Ausencia frecuente o continuada de ambos o uno de los progenitores. El problema tiene su origen muchas veces en unos progenitores ausentes que, para paliar su sentimiento de culpabilidad por el tiempo que no pasan con el niño, le conceden todos los caprichos. Con ello transmiten al niño el mensaje de que, pese a su soledad afectiva, es el centro del universo y los adultos están allí para satisfacer todas sus exigencias.
- Ausencia de límites y normas para evitar enfrentamientos con el niño, que adopta una conducta agresiva y violenta proyectándola en todos los ámbitos de la sociedad. Si los padres no dedican tiempo suficiente a la crianza, delegando en terceras personas, tampoco tendrán tiempo para educar a su hijo en normas de conducta, con lo cual el rey de la casa sentirá que tiene total impunidad.
- Permisividad excesiva e injustificada.
- La pretensión de satisfacer los deseos de forma inmediata y sin restricciones, debido al desarrollo de una sociedad que ha conllevado con ello mayores comodidades el estilo de vida.
- El retraso de los jóvenes de hoy día en la adopción de roles de responsabilidad, retraso apoyado por los adultos, obteniendo las metas a cualquier precio.
- Incoherencia a la hora de trasladar al niño ciertas normas, y falta de acuerdo entre los padres a la hora de mantenerlas.
- Factores personales como egocentrismo, baja autoestima, nula empatía, baja tolerancia a la frustración o tendencia a la impulsividad.
- Consumo de alcohol/drogas en el entorno social del niño, que le genera inestabilidad emocional.
- Falta de inculcación de valores morales o de su reforzamiento.
- Sobreprotección. Perder el miedo a decirles NO y frustrar sus expectativas de vez en cuando.
Se suele dar con mayor frecuencia en las familias disfuncionales
CARACTERISTICAS QUE PRESENTAN LOS NIÑOS CON SINDROME “DEL NIÑO EMPERADOR”
- Percepción exagerada de lo que le corresponde. No pide, exige. Hasta el punto de no sentirse satisfecho con nada.
- Baja tolerancia a la frustración (no toleran los fracasos), aburrimiento o negación ante aquello que han solicitado. En estos casos responde con rabietas, ira, insultos o violencia delante de la familia y amistades. No importa si el lugar es público.
- Presenta pocas estrategias para resolver problemas por sí mismo. Está acostumbrado a que se los resuelvan.
- Siempre encuentra justificación para sus conductas. Además, culpabiliza a otros de las consecuencias de sus actos.
- Su egocentrismo le hace creer firmemente que el mundo gira alrededor de él.
- No empatiza. Por tanto, no siente remordimientos cuando grita, amenaza o agrede físicamente.
- Adolecen del intento de comprender al otro, poseen escasa capacidad de introspección y de autodominio.
- Discute las normas y los castigos con sus padres, aquellos a quienes llama malos e injustos. Este aspecto les beneficia, ya que consigue que se sientan mal y cedan de nuevo.
- Hacen rabiar a sus padres, molestan a quienes tienen a su alrededor, quieren ser constantemente el centro de atención, que se les oiga solo a ellos, son desobedientes y desafiantes.
- Las pataletas, los llantos sabe que le sirven para conseguir sus objetivos. Cualquier cambio que implique su pérdida de poder, su dominio, conlleva tensiones en la vida familiar.
- No responden bien ante figuras de autoridad o normas sociales.
COMO PREVENIR NIÑOS EMPERADORES EN CASA. REGLAS BASICAS PARA FRENAR COMPORTAMIENTOS TIRANOS
Si los padres han llegado al punto límite con sus hijos, pueden y deben pedir ayuda externa ya sea pública o privada. Además, el pediatra les ofrecerá pautas y consejos sobre cómo actuar e incluso les puede derivar a otros especialistas. Algunos niños-y sus padres- necesitan además psicoterapia dependiendo de los síntomas y de su edad. Si se trata de preadolescentes o adolescentes y ya se han vuelto agresivos, el problema es más serio y la terapia más larga.
Se pueden aplicar las siguientes reglas para atajar comportamientos tiránicos:
- Ambos progenitores deben de estar de acuerdo en cómo quieren educar a su hijo, cuál va a ser su modelo educativo y actuar ante el sin fisuras, porque si las hay, el niño se aprovechará enseguida de ellas.
- Rutina, rutina y más rutinas. El día a día del niño debe estar pautado: Horas fijas para comer, para acostarse, para realizar los deberes……También debe tener una serie de obligaciones en casa (hacer la cama, poner la mesa, echar la ropa sucia al cubo…) de las que no se puede escabullir, Y normas muy claras sobre su tiempo de ocio.
- Nada de amenazas. Las amenazas transmiten inseguridad al niño y solo logran aumentar su tendencia a la negociación.
- No se trata de prohibirlo todo después de haberle dejado hacer todo. Una vez dicha una cosa no hay que retractarse, así que más vale pensar con calma antes de hablar o actuar.
- No sirve de nada argumentar sin fin, el niño tirano no está acostumbrado a las palabras. En vez de discutir, hay que recordarle cuales son las reglas que hemos fijado y su deber de respetarlas.
- Se debe fomentar la tolerancia cero a conductas hostiles, tanto a las psicológicas como a las físicas.
- Fomentar el desarrollo de la empatía para que el niño aprenda a ponerse en el lugar del otro y entienda las emociones propias y ajenas.
- Enseñar, promover y premiar el valor del esfuerzo, de manera independientemente a los resultados que consiga el niño, para así ayudarle a que tolere las situaciones de frustración.
- Favorecer una comunicación adecuada (sin gritos ni amenazas, respetando el turno de palabra y con tono de voz adecuado), practicar la escucha activa (estar presente y consciente a la hora de comunicarnos con otras personas).
- Predicar con el ejemplo por parte de los progenitores, porque ellos son el modelo de conducta para sus hijos. Es aconsejable que los padres gestionen de manera adecuada los sentimientos de culpabilidad por los momentos de ausencia y traducido en tiempo de calidad.
- La presencia de normas y limites desde edades tempranas. De esta manera, con tareas y obligaciones sencillas y acordes a su edad, se fomenta la autonomía y responsabilidad en los niños, que se traduce en el desarrollo de conductas sociales adecuadas. Algunos límites son innegociables.
- Los padres deben ser capaces de admitir que su hijo es un tirano y no buscarle atenuantes. Por lo tanto, deben de ser capaces de pedir ayuda a expertos del ámbito sanitario y escolar si tienen serias dificultades para reconducir la situación. Es muy importante que los padres establezcan coordinación con los maestros y con el departamento de orientación del centro, ya que el colegio es el siguiente contexto significativo para el niño: allí aprende la socialización además de contenidos curriculares…… Una vez que el niño se ha convertido en un “pequeño emperador” se puede desandar el camino que ha llevado a ese punto, de manera paulatina, introduciendo normas y límites y evitar mensajes que dañen la autoestima del niño. El objetivo es modificar la conducta del niño para que aprenda a gestionar sus pensamientos, emociones y frustraciones con el fin de ser feliz consigo mismo y con el entorno.
- Recordar que los milagros no existen y la educación es una carrera de fondo: puede que no haya resultados inmediatos, pero, según va creciendo, el niño logrará interiorizar nuestras enseñanzas.
BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFÍA.
VICENTE GARRIDO GENOVÉS: “LOS HIJOS TIRANOS”, 2019. EDIT. ARIEL.
¿Es nuestra sociedad demasiado permisiva con los jóvenes? ¿Nuestros hijos mimetizan los comportamientos aprendidos en una sociedad cada vez más violenta? Y sobre todo: ¿qué podemos hacer para enfrentar el problema? Vicente Garrido, un reputado especialista en la materia, aborda cómo se ha llegado a esta situación y plantea soluciones frente a lo que denomina el «síndrome del emperador
JAVIER URRA: “EL PEQUEÑO DICTADOR”, 2006. EDIT. “LA ESFERA DE LOS LIBROS”.
El pequeño dictador: cuando los padres son las víctimas, del niño consentido al adolescente agresivo
JAVIER URRA: “EDUCAR CON SENTIDO COMÚN” 2016.Edit. Aguilar
Educar con sentido común te enseña todo lo que hay que saber desde que tu hijo nace hasta la juventud, pasando por la adolescencia, esa etapa tan conflictiva. Una guía práctica y completa para educar bien, con criterio.
J. URRA: “EL PEQUEÑO DICTADOR CRECE” 2015. Psicología y Salud.
¿Qué está pasando en nuestra sociedad?En estas páginas se habla de padres que gritan en silencio e hijos que también sufren; del manejo inadecuado de las emociones que conduce a relaciones destructivas; de lo que se piensa que está bien y está mal, tambaleando cualquier tipo de autoridad; de conductas violentas, falta de tiempo para convivir, mentiras y riesgos?
MONSERRAT BARÓ: “EL OFICIO DE SER PADRES (3-14 AÑOS) Ediciones CEAC.
Este libro es una guía para padres con hijos de todas las edades. Nos enseña a gestionar todos los temas, dudas y conflictos que aparecen en una casa cuando hay hijos. Siempre hemos oído que nadie nos enseña a ser padres y que a veces no nos iría mal un curso que nos ofreciera todas las claves para saber qué hacer ante situaciones difíciles.
ARTICULOS DE PRENSA DE JAVIER URRA Noticias de Navarra 31/01/2020: Pequeños Tiranos.
ARTICULOS DE PRENSA DEL JUEZ EMILIO CALATAYUD (granadablogs.com).
YouTube: Emilio Calatayud “Como convertir a sus hijos en pequeños delincuentes”
ARTICULO DE DANIEL VIDAL EN EL CORREO (2/02/2014) “Chavales que pegan a sus padres”.
Blog.cognifit.com. CRISTINA MARTÍNEZ DE TODA. (15/01/2018).“Síndrome del Emperador: Cómo criar a un pequeño delincuente”
EL SINDROME DEL EMPERADOR: ¿UN PROBLEMA SOCIAL O EDUCATIVO? UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA. MIRIAM FERNANDEZ, VIOLETA CRUZ, MIRIAM DOMINGUEZ, MARTA ABELLEIRA Y ANA AMADO.
FRANCESC MIRALLES. EL PAÍS (04/02/2018)“El síndrome del emperador: cuando tu hijo es un tirano”
ARTICULO EN EL DIARIO ABC DE SEVILLA (05/06/2017): «Llegas a pensar que no quieres a tu hijo, deseas que se vaya»
ARTICULO DEL COLEGIO “ARENALES” DE CARABANCHEL EN SU PAGINA WEB